Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

viernes, 26 de febrero de 2010

CRUXIFICIÓN
Fui condenada a un tiempo indefinido de dolor, angustia y desolación, el castigo consistía en tener que pasar días enteros caminando por las calles, buscando una respuesta que me diera una solución sensata acerca de cómo llenar aquel vacio que me perturbaba, que me llenaba de miedo, de tristeza, que me hacia infeliz, además, también consistía en alimentar la esperanza de algún día poder volver a verte, a sentirte, a olerte, a abrazarte, a besarte…
Mientras más idealizaba lo que eras y más recuerdos traía a mi vida, tú estabas más lejos, más ausente, más distante, más inalcanzable.
Tus sueños y expectativas te llevaban ya muy lejos de mi, te transportaban a un lugar lleno de magia donde ahora te ibas a realizar y donde yo cada vez estaba más lejos… mientras más lejos yo estaba de tu vida, tu más cerca estabas de la mía, mis ilusiones se mantenían intactas, mis esperanzas permanecían vivas y mis ganas de volar a tu lado jamás se desvanecían, fue ahí donde comenzó el verdadero calvario, donde pagué la cruel condena, donde mi mundo de fantasía ahora solo era una ficción creada por mi propia mente, fue ahí cuando descubrí que ya no me amabas, cuando comencé a vivir porque toca sobrevivir, porque no quedaba otra opción.
Mi vida ya no sabia igual, no olía igual… permanecía atada de pies y manos a esos recuerdos que atraviesan mi alma, que me parten el corazón que anhelo como a nada en el mundo.
Ahora solo queda resucitar, volver a empezar
Nataly Tabares Valencia

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