Una noche fría, un estómago vacío, una caja de cartón y nada más.
Intentando dormir, en medio de la oscuridad amenazante, donde tu único refugio eres tú mismo.
Te vuelves víctima de la sociedad, de la ignorancia y la indiferencia; Te conviertes en un objeto aislado,simplemente perteneces al lado oscuro y desafortunado de la ciudad.
Una y otra vez, de norte a sur, de oriente a occidente, o simplemente concentrados al interior, ésta historia se repite una y otra vez, de lunes a domingo, pero ¿A quién le importa? o... ¿Quién hace algo?...
Es así y así será, así como jesús fue crucificado, así serán crucificadas nuestras almas ante la indiferencia del sufrimiento ajeno.
Por Ana María Agudelo Pineda
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