Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 14 de febrero de 2010

Esther Balac


El sexo no tiene política

Esther Balac.

Lo que faltaba. Que ahora les achaquen a las diferencias políticas que se tienen entre dos, la apatía en la cama.

Resulta que a los gringos -que lo cuentan y lo estudian todo- no se les pasó por alto medir la frecuencia de los polvos entre parejas que simpatizan con el mismo grupo político para compararla con las que tienen distinta ideología.

Váyanse de para atrás: dizque la afinidad política hace que la gente tenga más encuentros sexuales a la semana con una diferencia significativa frente a los otros, tanto que en las consultas médicas en ese país ya se empieza a hablar de la coincidencia de partidos como un factor determinante para la acción bajo las sábanas.

Qué pena con los estudiosos, pero a mí los resultados me parecen traídos de los pelos, más bien me suena a disculpa tonta para no profundizar en las causas de la pereza para el aquello.

Deberían entender que el deseo sexual se ubica en la parte más primitiva de nuestro cerebro, en donde las razones, la lógica y los programas de campaña le importan un bledo al departamento inferior del cuerpo.

En otras palabras, cuando las ganas existen y hierven las hormonas, no hay partido que valga.

Y eso configura una atracción deliciosa. Faltaba más, ya teníamos
bastante con la bobada aquella de la armonía con el signo zodiacal y sus ascendentes para que ahora, además de mirar clases sociales, raza, credo y otras arandelas, que nada tienen que ver con el polvo, tengamos que preocuparnos por su militancia.

"Qué cuerpazo tienes? ¿Liberal o conservador? ¿Republicano o demócrata?".

¡Qué tal! ¿Será que las parejas del estudio se preguntaron esto antes de la primera encamada? ¿Será que la intensidad y calidad de los polvos se modifican si las parejas cambian de partido político?

Estas preguntas tan tontas sólo merecen respuestas tontas. Insisto: si bien el deseo sexual, regido por las partes más profundas del cerebro, nos permite lanzarnos sobre la pareja sin pensarlo, es nuestra corteza cerebral la que le pone las arandelas
racionales al asunto.

Esa, sin embargo, no es razón para que, como lo sugiere el estudio, algunas diferencias naturales en el pensar sean determinantes a la hora del orgasmo.

Por el contrario, algunos desacuerdos son realmente afrodisíacos. ¿O dudan ustedes del desaforo que producen las reconciliaciones? Son deliciosas.

Así que no metamos la política en la cama. Lo que importan son las ganas de hacerlo... Y que haya quórum, aunque sólo sea de uno. Hasta luego.

ESTHER BALAC
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
http://www.eltiempo.com/vidadehoy/salud/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-7193327.html

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