Y ella simplemente pensaba, divagaba entre sueños, tratando de descubrir lo que aún era desconocido para su cuerpo, pues en su mente, eran solo historias ajenas las que le evocaban el sentir, la tibieza de un roce, el estremecer de una piel que pide ser tocada; humedad, calor, pasión, eran tan solo eso, palabras…palabras sueltas…Nada.
Su cuerpo cargado de curiosidad aguardaba ese momento, no con ansia, tan solo con una pregunta: ¿será tan maravilloso como para querer regresar a él?
Ella, tierna, ingenua, abandonada por su Dios, o por su diablo, y arrobada por un pensamiento que le absorbía los sentidos. Obcecada e indecisa, su alma frágil escrutaba el camino de lo incierto y con cándidos pies daba un tímido paso, aguardando su turno al lúbrico espectáculo romano.
¡Victoria o muerte! Grita su alma ansiosa, lo que antes representaba un misterio, ahora era una revelación.
Llena de una fuerza inusitada como un legado inoculado en sus genes, desde lo más recóndito de la existencia de su ser, clama ese futuro inadvertido.
¡Oh deseo! Licor inefable donde embebidos muchos perdieron la vida y otros alcanzaron el gozo eterno, ¿Quién podrá inhibirte? Si has sido deleite de reyes y de plebeyos, de malditos y pródigos, compañero del camino que aquella inmaculada emprende. Camino de epopeyas gloriosas o de emboscadas funestas, donde el cielo y el infierno se pugnan las almas.
En el recorrido estrecho de su cálido pasaje, se ostenta la historia de fracasos y victorias, de perfidias y nupcias de eternos amores. Trayecto infranqueable que la vida inexorable obliga cruzar. Origen de humanidades e inevitable causa de ser. Arduo viaje que no deja de asombrar hasta el último día de la existencia.
Con maravilla, con fantasía y bello placer, ella va, camino al sexo.
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