Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Biografía - ((30)) -

No sabe que decir, porque no sabe lo que quiere, se hunde, se aturdeé, enmudece, razona y falla; la lógica nunca estuvo de su parte…
Como dicen por ahí: “el hombre es esencialmente contradictorio”, se contradice hasta en su color favorito. A veces negro, a veces blanco, a veces gris; simplemente cree que prefiere el azul.
Sin pánico, sin fe, sin creencias, sin saber; la inercia existe y ella es la prueba viviente de que no mata.
Intenta salir, alucina fugazmente, medita raramente, se enclaustra constantemente, se pierde en el pavimento cuando de frente tiene a la muerte.
Sin entendimiento no hay explicaciones, pero los rodeos y las excusas convencen; como quien dice no importa quién eres si no quien aparentas ser.
Las gafas se le empañan, los zapatos se enlodan, el pantalón se le rasga, pero no importa al fin y al cabo tiene una fe ciega sobre el espíritu santo, espíritu santo, espíritu santo; solución vidente frente al problema con los antros académicos.
Lo único que quiere es volar pero el karma terrestre viene y le intenta cobrar; un corazón a la izquierda, un cerebro a la derecha y ella en la mitad se hunde sin poder analizar cuál es el camino que debe seguir, encontrar otro es la solución del problema final… pero ellos no mueren porque ahí están, sin poder decidir, emprende camino, dejándolos atrás pues su destino ellos no lo marcaran.
Un azul pequeñito, un verde apabullante, una soledad descrestante en la mitad de un soplo lunar, se queda impávida frente a la oscuridad que observa con una luz, sin poder hablar.
El espíritu santo si existe, por fin lo pudo comprobar, se disfrazaba de sentido común y de sagacidad mental.
Cierra los ojos y deja de pensar; por fin entendió que no tenía que elegir, simplemente respirar y seguir.
Las ventanas del alma se dilatan y de la nada empieza a llover esta tan llena de nada, que el vacío lo intenta remover.
Helada sin pensar, comprende que no pertenecía a este mundo material. Su ser finalmente está en su plano natural.
Desde lejos lee: “Orgullosa, inteligente, fuerte y capaz” pero en realidad todo le queda mal… Los sentimientos los empeña, el cerebro lo vende, la fortaleza la compra, la capacidad ni siquiera existía…
Sobrevivir no era primordial, siente que llueve otra vez pero esta vez ella no se moja.
Un corazón destrozado, un cerebro atrofiado; entienden que no podían hacer nada si primero no la dejaban volar.
Todo vuelve a empezar y el mundo sigue estando igual, sólo cambia algo y es que ahora no falta nada. Encontró su punto ideal, lejos de lo material esperando el deceso final o una abducción extraterrestre.
No la convence y vuelve a desear, esta vez se queda en el crepúsculo, en toda la mitad, físicamente no quiere avanzar pero descubre cual es el sitio ideal, sin falla empieza a escalar.
El amor no es lineal, el intelecto no es el mar… todo se encuentra en el sitio que intento callar, ahora no necesita volver a hablar.
Llena de futuro reciclaje, encuentra su vida en hojas gastadas que algún día valdrán o simplemente desperdicio serán.
Muros abarrotados de imágenes, correspondencia demencial, pues un día decidió que el teléfono no lo iba a soporta más.
“Qué hago?”, “cómo empezar?”, “interesada?”, “dónde estás?”, “ Puedes contestar?” , “El cheque esta sin cobrar…”
Jamás iba a imaginar que pensar se le convertiría en su trabajo actual, sin importar como esta, sigue esperando el ovni que algún día vendrá, mientras tanto cree que cavilar es su único escape de este mundo inmortal que pretendió crear.
A veces quiere escapar y su cama huele a algún licor trivial y se llena de aromas extraños pero siempre hay uno que conserva del más allá.

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