Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

lunes, 26 de abril de 2010

BAR






Los 10,5º de alcohol que se abalanzan por su cuerpo, se contrastan perfecto con los 24º centígrados del viernes por la noche. Era marzo, marzo de flores diminutas y estorbosas, fin de marzo, pronto el viento le avisa a la noche que su fiebre ha bajado a 16º centígrados, un aviso que pasa desapercibido por los cuerpos que arden por dentro con más de 15º de alcohol, ojos que brillan, lluvia, la basura de la calle se remueve; como si a la ciudad al llorar, le estorbasen los árboles, hace sacudir sus ramas, crujiendo con ira como un dios griego enojado con su pueblo. Parpadean los ojos citadinos y al abrirse iluminan el parque entero; afuera como una canción de fondo se escucha la tempestad y musica en volumen 100 que se oye lejana … Quizá no vamos a cambiar el mundo, pero tenlo por seguro que la tierra va a temblar El aire se calienta adentro y una multitud confusa baila queriendo hacer caso a la canción. Gente que no escucha en realidad lo que suena, que no percibe los olores que se mezclan en el aire, el aliento de todos los que allí están, exhaustos de tanto alcohol, ausentes de tanto ruido, impacientes de más éxtasis nocturno. Pareciera que ese rincón del continente hiciera las veces del mundo entero, y entonces, se abre la puerta, la luz estalla en las pupilas dilatadas de la multitud, todos saborean el olor del vomito, afuera la noche azabache ha enfurecido, colérica estalla en gritos, y él lo sabe, el pelinegro de la puerta, sabe que ha olvidado tirar de la palanca y vaciar el baño, de fondo su canción, ojalá su favorita… Y me mezclé E-fecti-va-mente nadie me vio, a la fija que me pisan por güevón… Y me mezclé, de todo mezclé, no hubo nada en la requisa, no hubo toque en el retén… Te juro que vos me habrías querido ver… No me regañés, de chimba me salvé, acordáte que te dije TODO BIEN.



Sara Carmona Botero.

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