Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

martes, 27 de abril de 2010

ETERNA LAGUNA MÁGICA...


Era un bar de un amiga, un hermoso bar ubicado a las afueras de la ciudad, una gran noche gris que hablaba por si sola y que predecía una noche mágica. Me acompañaba una preciosa amiga, queríamos tomarnos unos vodkas, el bar estaba solo, diez personas si mucho. Nos sentamos cerca de la barra, mi compañera era muy tímida pero su expresión y sus ojos decían mucho. Se me acerca mi amiga la dueña del bar, me saluda muy efusivamente, me abraza con muchas fuerzas como si no nos hubiéramos visto hace veinte años, le presente mi compañera, ella sonrío y extendió la mano, y mi amiga le responde con un beso-que linda sonrisa tienes-le dijo mi amiga a mi compañera.

Pedimos una botella de vodka absolut, mi trago favorito, la destapo y sirvo en dos vasos con jugo de naranja y bastante hielo, brindo con mi compañera y tomo lentamente, un exquisito y fuerte sabor pasa por toda mi boca. El bar se empezaba a llenar, la música era mas fuerte, un hermoso rock se escuchaba de fondo, hablábamos, nos reíamos, ella me miraba fijamente y sonreía de todo lo que decía, las luces golpeaban entre las paredes y rostros de las personas, gente bailando y disfrutando de la noche, tomando y fumando, conversando, besos iban y venían en cualquier rincón del bar, la música era mas pesada, las luces mas penetrantes. El vodka empezaba hacer efecto, saque a mi compañera a bailar un hermoso bolero, la cogí de su delicada cintura y sentía su olor a flores. Seguíamos bebiendo como si no nos importara nada, nos dejábamos llevar por la música y por las miradas de las personas; la noche iba terminando, la gente salía sonriendo, otros salían caídos de la borrachera y otros salían cargados por sus amigos. Mi compañera y yo seguíamos bebiendo, mientras mi amiga terminaba de cerrar el bar, luego saco otra botella de vodka y la puso en la mesa, mi compañera y yo sonreímos, ya estábamos extasiados, veíamos todo diferente, yo miraba esa hermosa botella transparente, esa botella que nos estaba llevando a la embriagues, solo queríamos tomar y tomar, sin pensar en nada mas.

La música era suave, relajante para ese momento, mi amiga empezó a tomar, comenzaron las historias alegres y tristes, mi amiga miraba mucho a mi compañera, mi compañera le sonreía con esa preciosa sonrisa, eran miradas picaras, seductoras y casi nerviosas, de un momento a otro comenzaron a bailar de una manera muy sensual, yo era un espectador, solo observaba sin decir una sola palabra, mi mente se empezaba aclarar, solo presenciaba esas dos hermosuras, dos flacas que se movían como Diosas, sus cabellos negros moviendose de un lado para otro, sus delicadas caderas y manos que jugaban con el cuerpo al ritmo de música. Después de esa hermosa exhibición artísticas de mis dos amigas, mi compañera un poco extasiada y alegre nos propuso que jugáramos prendas: quien no adivinara el nombre de la canción que sonaba en el bar, debía quitarse una prenda, mi amiga perdía a propósito porque ella sabia exactamente el nombre de todas la canciones del bar, pero eso no le importaba a ninguna de las dos, era un juego sin reglas, la única regla era disfrutar. Al final mis dos amigas quedaron en tanguitas y yo casi vestido mirando esas dos hermosuras, a mi no me importaba quedar desnudo, solo estaba extasiado de ver a estas dos mujeres tocarse y mirarse pícaramente; yo estaba tan extasiado y casi borracho que solo quería presenciar ese magnifico momento, cuando ellas ya estaban casi desnudas, mi compañera se acerco a mi amiga y la beso muy tiernamente, en ese momento empezó un juego de seducción, un juego de miradas y caricias, se besaban y se saboreaban por todo su cuerpo, como si fueran dos deliciosas barras de chocolate, sus miradas lo decían todo, solo se dejaban llevar por el vodka y la música. Yo quieto, sin decir una palabra y disfrutando al máximo ese gran momento, de un fetiche que sobrepaso mis expectativas. Al otro día desperté solo en mi cama, con un tremendo dolor de cabeza y recordando breves momentos de esa mágica noche.

Por: Esteban Vásquez R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario