Se apagan las luces y se encienden las velas. Comienza otra dimensión, o más bien otra forma de ver la vida, de sentir, de vivir otra experiencia más. En medio del silencio de la noche sólo se siente el sonido de la respiración, un sonido que se hace cada más latente, que acelera el corazón y enciende el alma.
La llama se hace más fuerte, la vela se comienza a derretir, su fuego ha crecido y comienza a tomar fuerza, ahora no hay quien la apague. La pasión se mezcla con los sentimientos, para hacer un momento mejor, mucho más placentero.
Después de tanto derroche la vela se consume.
excelente trabajo lleno de intimidades e imágenes, no apareces en lista, pilas con eso, escríbeme a josue.caranton@gmail.com
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