Todos vienen y van en las urnas de votación, unos ríen, otros discuten, observan y finalmente escriben.
En las afueras del lugar, hay miles de personas esperando a que unas cuantas decidan aportar así sea un poco para un cambio en el país, adultos, jóvenes y ancianos. Es un día en que todos se “matan” por entrar a “votar”, y se ven felices, desde los votantes promocionando su mejor candidato, pasando por autoridades y jurados de votación hasta finalmente por los acompañantes.
Pasan sonrisas, miradas y policías.
Pasan sonrisas, miradas y policías.
Todos parecen en un videojuego, manipulado por el más fuerte, nos orienta como y hacia donde nos debemos movernos para no “infringir” una ley, parecen robots inseguros que brindan su votos por el más fornido o por un superhéroe imaginario que dizque está dispuesto y apto a ser el papá o por lo menos el hermano mayor de los pollitos.
Mariana Ospina Hoyos.
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