La tensión del recuerdo me aprisiona en lo que parece un mundo real y opulento, donde las apariencias son la clave de la subsistencia, que no deja de ser más que un espejismo, hermano de la hipocresía. Si lees esto posiblemente te hastiarás de mis lamentos pero lo cierto es que no puedo aguantar más este tormento que me consume lentamente y es este papel quien me permite marcar su cuerpo para descargar el sufrimiento que ha sentido el mío, con la misma rabia y dolor.
Asumí mi destino por imposición, nadie me preguntó si lo quería, simplemente esperaron que engrosara mi figura para ser un juguete de la colección de papá, y gracias a cierta benevolencia de los dictados sociales no tuve un trágico final como las demás, pero si un prolongado dolor por el uso… USO que llevo al deterioro no solo de mi cuerpo sino de mi espíritu y que corrompió mis puros sentimientos, mostrándome la realidad, dando paso al surgimiento de sentimientos desconocidos por mi candidez como el temor, el resentimiento y quizás el odio por los hombres.
No encuentro más salida que escapar de este suplicio, no tengo fuerzas para enfrentar al mundo con esta verdad, prefiero huir antes de sentir las miradas acusadoras en mi espalda, es mejor dejar todo atrás y encontrar el sentido de mi vida alejada de esta tortura que aparece nuevamente y con el deseo de hacerme más daño.
Aparte Ana M: Este texto aunque se inscribe dentro del contexto presentado por la película hace parte de la visión que poseo frente a la posición de las mujeres maltratadas de cara a sus problemas, que prefieren dejarse absorber por el temor y el dedo acusador de la sociedad, antes de hacer valer sus derechos como mujer ante el mundo.
ANA MARÍA MENDOZA PELÁEZ
Asumí mi destino por imposición, nadie me preguntó si lo quería, simplemente esperaron que engrosara mi figura para ser un juguete de la colección de papá, y gracias a cierta benevolencia de los dictados sociales no tuve un trágico final como las demás, pero si un prolongado dolor por el uso… USO que llevo al deterioro no solo de mi cuerpo sino de mi espíritu y que corrompió mis puros sentimientos, mostrándome la realidad, dando paso al surgimiento de sentimientos desconocidos por mi candidez como el temor, el resentimiento y quizás el odio por los hombres.
No encuentro más salida que escapar de este suplicio, no tengo fuerzas para enfrentar al mundo con esta verdad, prefiero huir antes de sentir las miradas acusadoras en mi espalda, es mejor dejar todo atrás y encontrar el sentido de mi vida alejada de esta tortura que aparece nuevamente y con el deseo de hacerme más daño.
Aparte Ana M: Este texto aunque se inscribe dentro del contexto presentado por la película hace parte de la visión que poseo frente a la posición de las mujeres maltratadas de cara a sus problemas, que prefieren dejarse absorber por el temor y el dedo acusador de la sociedad, antes de hacer valer sus derechos como mujer ante el mundo.
ANA MARÍA MENDOZA PELÁEZ
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