Un viernes normal en aquel lugar que se ha convertido en mi salida de la monotonía, trajo con las luces, el calor, el sudor y una buena canción de soda, tu presencia frente a mí. Entre el humo veo tu silueta y no puedo dejar de clavarte mi ojos en los tuyos, tan profundos tan negros tan oscuros que quisiera entrar allí para conocer qué piensas, qué te gusta, ¿te gusto?
Posiblemente no has notado mi presencia, así que sigo en la barra tomándome mi trago muy lentamente para tener una excusa para quedarme y mirarte un rato más. Tus movimientos son palabras, la forma de tu cabello parece un mar enfrentado a la turbulencia y tu cara una obra de arte de mi total admiración. Estás tan lleno de energía que me genera curiosidad sentir tu cuerpo cerca, sentir un corrientazo de tu ser. Por ahora me conformo con mirarte quizás el próximo viernes me atreva a invitarte a un trago o a una noche de sexo sin control.
Posiblemente no has notado mi presencia, así que sigo en la barra tomándome mi trago muy lentamente para tener una excusa para quedarme y mirarte un rato más. Tus movimientos son palabras, la forma de tu cabello parece un mar enfrentado a la turbulencia y tu cara una obra de arte de mi total admiración. Estás tan lleno de energía que me genera curiosidad sentir tu cuerpo cerca, sentir un corrientazo de tu ser. Por ahora me conformo con mirarte quizás el próximo viernes me atreva a invitarte a un trago o a una noche de sexo sin control.
ANA MARÍA MENDOZA PELÁEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario