LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES: MILENIUM
Una trama con un típico toque de detectives y el fuerte misterio que se impone alrededor del asesinato de una joven hace ya 40 años, son los ingredientes que hacen de “Los hombres que no amaban a las mujeres” una película entretenida e intrigante. Sus escenarios fríos y un tanto lúgubres, trasladan la historia a una Europa casi de cuento de terror o suspenso. Perfectos paisajes, locaciones muy bien definidas y ese aire de angustia en cada una de sus tomas, logran simular todo un ambiente que envuelve al espectador en la incertidumbre.
No se sabe a ciencia cierta que es lo que pasa, la información es limitada para aumentar la intención comunicativa de la película. Además es innegable la excelente caracterización de los personajes, en especial la joven investigadora independiente. Rebelde, con supuestos problemas mentales, una vida desordenada, un tanto gótica, marginada y subyugada al poder de un hombre, su tutor legal, que le facilita dinero a cambio de sexo rápido. Lo sorprendente: su venganza. Fríamente calculada, dolorosa, penosa y traumática.
La película es envolvente prácticamente desde la mitad, donde el caso empieza a resolverse y aparecen nuevas pistas. El periodista comienza a encontrar lo que podría ser el final a dicho misterio. Ahí es cuando la extraña investigadora se une a él para descubrir espantosos asesinatos que tienen que ver con la familia de la primera desaparecida, los cuales se encuentran relacionados con apartados bíblicos que producen escalofrío.
La música muy propia del género ayuda a crear la tensión necesaria y refuerza la idea de suspenso que se muestra ya con la composición de las imágenes y los planos. Una sensación muy bien lograda que mantiene el ojo atento y el oído despierto. Sin duda es una buena película, que a pesar de tener una fórmula exitosa parecida a las producciones comerciales de Hollywood, logra captar la atención y generar gran tensión al espectador.
David Gómez Bedoya
Una trama con un típico toque de detectives y el fuerte misterio que se impone alrededor del asesinato de una joven hace ya 40 años, son los ingredientes que hacen de “Los hombres que no amaban a las mujeres” una película entretenida e intrigante. Sus escenarios fríos y un tanto lúgubres, trasladan la historia a una Europa casi de cuento de terror o suspenso. Perfectos paisajes, locaciones muy bien definidas y ese aire de angustia en cada una de sus tomas, logran simular todo un ambiente que envuelve al espectador en la incertidumbre.
No se sabe a ciencia cierta que es lo que pasa, la información es limitada para aumentar la intención comunicativa de la película. Además es innegable la excelente caracterización de los personajes, en especial la joven investigadora independiente. Rebelde, con supuestos problemas mentales, una vida desordenada, un tanto gótica, marginada y subyugada al poder de un hombre, su tutor legal, que le facilita dinero a cambio de sexo rápido. Lo sorprendente: su venganza. Fríamente calculada, dolorosa, penosa y traumática.
La película es envolvente prácticamente desde la mitad, donde el caso empieza a resolverse y aparecen nuevas pistas. El periodista comienza a encontrar lo que podría ser el final a dicho misterio. Ahí es cuando la extraña investigadora se une a él para descubrir espantosos asesinatos que tienen que ver con la familia de la primera desaparecida, los cuales se encuentran relacionados con apartados bíblicos que producen escalofrío.
La música muy propia del género ayuda a crear la tensión necesaria y refuerza la idea de suspenso que se muestra ya con la composición de las imágenes y los planos. Una sensación muy bien lograda que mantiene el ojo atento y el oído despierto. Sin duda es una buena película, que a pesar de tener una fórmula exitosa parecida a las producciones comerciales de Hollywood, logra captar la atención y generar gran tensión al espectador.
David Gómez Bedoya
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