Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 23 de mayo de 2010

Desorden sin nombre



Siempre es lo mismo, la gente inquieta, desorientada, sin saber qué hacer. Y aún así lo hacen, plasman en un revuelto de rostros algo que supuestamente es bueno para el país, ellos ni siquiera se dan cuenta si lo estás haciendo bien, y por más que dicten el modo correcto de generar votación, la gente vuelve a lo mismo. ¿Acaso no se han puesto a pensar que si tanta gente se equivoca ya no es problema del pueblo sino de los organizadores de todo esto? Se vuelve hasta inaudita la repetidera de errores, es como si la gente no aprendiera, pero qué más podemos esperar, es el gobierno. Es así. Un completo desastre, un desorden sin nombre. Este país está lleno de inseguridad. Inseguridad por sí mismos, por los demás, por el triunfo, por todo. Es tan evidente que a la gente le toca vender sus votos, porque quienes los compran no se sienten en capacidades de ganar por el simple hecho de tener buenos ideales. Y se supone que ese es el ejemplo que nos dan, la pureza y la pulcritud tanto de ellos como personas, como del control que tienen sobre algo tan grande, porque no debe ser fácil manejar un país. De igual manera, no lo están haciendo de la mejor manera. Nunca lo han hecho de la mejor manera, siempre hay quien critica sin bases, siempre hay quien alega poder cuando no tiene ni una pizca, siempre hay quien está inconforme, pero más hay de los que opinan por lo bajo, los que callan, los que se esconden, y eso está mal. Se supone que somos un país tercermundista ¡por favor! ¿De qué nos sirve quedarnos callados? La gente debería tener más criterio, porque igual hablan y hablan y se dejan mandar. Para eso son las votaciones, para poder escoger a alguien que haga lo mejor por el pueblo, pero el desorden parece multiplicarse, cada vez es peor.


Miguel Silva

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