Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

sábado, 6 de marzo de 2010

COLLAGE

Crucificción:

Ya perdió la cuenta de cuantas veces cayo, de cuantas veces sangro y dolió… de cómo su herida se abrió, y sus hombros siguen cargando con un peso enorme… cuando se tiñe el cielo de negro, de nuevo vuelve a pasar… de nuevo el viento baja oscuro y frio, le trae demonios y le congela su media húmeda dentro de su zapato roto, sus poros se estallan en un escalofrió, y cuando el sueño por fin se apiada de su cuerpo y lo libran de su realidad le da gracias, y se pierde en sus fantasías debajo de calientes sabanas que por supuesto no existe en su viacrucis diario, los espantos le seguirán haciendo temer, pero el rostro de su madre hace que se silencien todas las estrellas en el cielo… mañana seguramente seguirá gritando por dentro… moja con lagrimas su colchón de cajas de cartón.

Viaje al sexo:

Cada uno encapsulado en una maquina viscosa llamada Deseo…

Él la toma de la mano…

Días después le rodea la cintura con su mano….

Días más tarde él la podrá acariciar…

En otros días más el susurrara en su oído… luego le besara el cuello

Semanas más tarde ya no habrá fricción con el pantalón…

Y un par de meses más… ella… se quitara la falda, el brasear y la tanga para vos…

Serán una sola capsula de Deseo… viscoso.

Cinta adhesiva:

Era un amante de la cinta… nada lo hacía tan versátil como ella, en realidad existen varias cosas que pueden pegar, mmm un gancho, colbon, sacol, pagaloca, pero nada… nada como la maravillosa cinta, la transparente y gomosa cinta adhesiva, ella siempre lo acompaño, en la escuela, el colegio, la casa, la oficina, en todas partes… yo la amaba…

Hasta aquel día en que toda la magia se le escapaba de los ojos… el día en que sostenida de la nevera con su preferida cinta amarilla estaba esa carta horrenda, esa que le decía que su esposa lo dejaría… que se iría de el…

No se moleste tanto con esa aturdidora noticia más que con su preferida cinta… no entendía como le había engañado, como le había jugado tan sucio, como fue parte y cómplice de su dolor…

Y ahora tres años después entiende que la adhesión de las cosas parece solo una ilusión forzada.

Por: Camilo García.

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