Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

lunes, 8 de marzo de 2010

EN UN BAR Intereses creados


INTERESES CREADOS

Aquella mesa me pareció interesante, aquel sitio era perfecto para mi,
Quería beber, ser otra esa noche, la música no era mi música, pero era lo que yo deseaba, sentirme diferente, imaginar, desear cualquier locura en aquel espacio de luz tenue.

Todas las mesas vacías, el barman iba de un lado a otro, limpiaba, volvía a hacerlo, acomodaba las copas, las acariciaba, me resultaba seductor,
de pronto mi mirada se encontró en aquel punto tan perfecto, una hermosa luz iluminaba mas de lo que debía. Su barbilla quedó desnuda ante mis ojos, su contorno era exquisito, apenas si podía adivinar su piel, súbitamente cambio de lugar, las sombras lo inmacularon, pero no lo perdí de vista, podía desdibujar la gracia con la que se desplazaba, todos mis sentidos estaban amarrados a él, escuchaba cada uno de sus pasos, todo tipo de sensaciones recorrían mi cuerpo, no se si en ese preciso instante oí su respiración, era el éxtasis, mi mente jugaba con el resto de su figura, adivinaba sus ojos, su boca, sus manos, confiaba en mis anhelos, tenia el control.

Todavía podía percibir la soledad de aquel lugar, era mi tiempo, mi espacio, por un minuto el mundo entero podía esperar. Mi mirada sobre él se encontró con la suya, aún a poca luz podía sentirlo, todavía su rostro era un misterio para mi, era algo mas que la distancia que había entre nosotros, era como si mi mente todavía no quisiera descubrirlo pero entonces el se acercó, sentí sed, de inmediato estuvo en frente de mi, entonces cuando fije mi mirada en su rostro mi respiración cambio, mis ojos miraron diferente, de pronto me di cuenta de que aquel sitio estaba lleno de gente, el ruido era casi insoportable, no se que me sacó del estado en el que estaba, miraba hacia todas partes buscando la distracción culpable de acabar con este momento, sin encontrar nada me volví a mirarlo, me quedé inmóvil por un segundo, no podía creerlo era una mujer.


Estefanía Viña Marin

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