Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

martes, 9 de marzo de 2010

Melancolía I - Rompecabezas

Me digo – Tranquilo- , para no caer en el desespero del paso del tiempo y aún así este se dedica a dejar desplomar cada grano acosando mi cerebro. Mi vida estructurada, ¿quizás? No lo sé, eso dicen, ¿un loco? , un obsesionado con el mundo, SI, puede ser.

-Simple es la respuesta - pero me resisto al virus simplista que agobia la humanidad, simplismo que me acosa por donde miro, NO, definitivamente prefiero librar esta pugna antes de rendirme ante la posibilidad de alcanzar el discernimiento supremo. Mis oídos son atravesados por el sonido del agua apacible, el aire toca mi cara y de pronto llega el silencio, cierro mis ojos y veo frente a mí un baile singular, un rompecabezas que debo armar, pero ¿Porqué no alcanzo a unir las piezas? Se deslizan entre mis dedos, no me dejan continuar, me atacan con fuerza y me chuzan desde adentro los párpados fuertemente y obligan al que el juego acabe.

Porque no sumas estas piezas que no logro encajar, lo veo en tu rostro, esa sonrisa en particular es la señal hacia la verdad. Egoísta, no te quieres develar. Como duele en el ego este juego que me juego, nadie gana, nadie apuesta en demasía, todos temen ver más allá y encontrar la estrategia para entender este azar.

ANA MARÍA MENDOZA PELÁEZ

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