Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

martes, 2 de marzo de 2010

MELANCOLÍA




¿Balanza social? ¿Desigualdad económica? ¿Inestabilidad política? ¿Alguien intenta solucionar los cuestionamientos? Como una frágil masa, como hormigas ensimismadas, como fichas de un parqués, los miembros de lo que nos acostumbramos a llamar sociedad, obedecen a cuanto les place imponer a aquellos que dicen estar en el poder. Mientras, gracias a la naturaleza del tiempo, o a la física, o a la gravedad, o a los giros de la tierra sobre su propio eje, o incluso a la perfección que irradia el poliedro como símbolo de los cuatro elementos: Fuego, aire, tierra, agua; los mismos encargados del poder envejecen y se sumen aún más en esa máquina adictiva que se inventó el hombre para gobernar y para dominar, la sociedad permanece sentada, con los ojos cerrados, dejando simplemente morir las conexiones neuronales, como quien se acostumbra a ver morir miles de margaritas en un verano. Es el inicio del fin; la sabiduría del hombre es sus manos no iguala las infinitas capacidades de la ignorancia con su atrevimiento, es el rito del olvido.








Sara Carmona Botero

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