Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

miércoles, 10 de marzo de 2010

Melancolía I


En la antigüedad se buscaba el equilibrio entre los fluidos o humores (sanguíneo, colérico, flemático y melancólico), conociendo esto podemos decir que por el rostro oscuro del ángel (que también es un hermafrodita alado) se está aludiendo a un efecto melancólico. Por otra parte, al cuadrado mágico que aparece en la imagen, muchos críticos le aluden un significado de talismán con propiedades benéficas. Para esta simbología se basan en los conceptos artísticos y conceptuales del filósofo Marsilio Ficino.

En la obra aparece una rueda de molino, símbolo de la “vía seca”, la cual es uno de los métodos como se logro obtener la obra, y que se le da un significado de putrefacción. A la escalera de siete peldaños se le da la simbología de los pasos que debe seguir el alquimista. Por otra parte, la esfera y el poliedro aludirían a la geometría como base de la alquimia. Otros símbolos a los cuales se le alude un tinte alquímico son el perro, las herramientas dispuestas en el suelo y el crisol encendido, que casi pasa desapercibido, semioculto por el poliedro.

Otra representación que se le puede dar a la obra y sus elementos, es la manifestación del dolor que siente Durero por la muerte de su madre, para ratificar este concepto se puede decir que el cuadrado mágico podría leerse, tal y como señalan algunos autores, la fecha de la muerte de Bárbara Durer. En la primera fila vemos: 16 - 3 - 2 - 13. Estas cifras podrían interpretarse así: 16, 3 + 2 (=5, mes de mayo) - 13 (1+3= 4, en alusión a 1514), dando la fecha de 16 de mayo de 1514. Esta interpretación se vería confirmada por la presencia de la campanilla, la cual se cree era una campanilla fúnebre, y el reloj de arena nos recordaría la fugacidad de la vida. De este modo, el ángel melancólico del grabado sería el propio Durero, hundido en ese estado por la fatal pérdida.

Es así como se han creado cientos de interpretaciones de esta obra, pues la misma permite la multiplicidad de interpretación. De un modo u otro, sin duda Melancolía I parece ofrecernos un "autorretrato" del propio Durero quien, con probabilidad, se veía así mismo como un espíritu melancólico y taciturno.

Autor: Juan Rodrigo Zapata

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