Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

martes, 9 de marzo de 2010

Sherlock Holmes


Fantasía, arte, escenarios, personajes, y demás características que tiene que tener una puesta en escena de una película. Éstas hacen parte de las enormes diferencias si se quiere hacer una comparación entre los libros de Sir Arthur Conan Doyle, donde la imaginación de lector es la encargada de las construcciones de los escenarios; y la película de Guy Ritchie.

Empezando nuestro paralelo desde la parte física, en las novelas caracterizan al inspector como un hombre alto, delgado y con gran apariencia inglesa; mientras que en la película era necesario mostrar un sujeto físicamente bien parecido, un cuerpo que denota cuidado, y esto con el fin de vender mejor el filme. Desde mi punto de vista, en la cinta se centran más en dar a conocer la astucia, el instinto, y el agudo olfato con los que cuenta el inspector. En el caso de los cuentos, desde mi perspectiva, creo que el autor trataba de enaltecer la capacidad intelectual y cognitiva de Holmes.

Desde lo cinematográfico, se muestra un Sherlock muy acelerado en su afán por rastrear las pistas y en su proceso de construcción de los hechos para generar respuestas, logrando un efecto en el público donde se da fe de su genialidad y nos cuestionamos por la facilidad con la que se puede descifrar un caso. Desde lo literario, se muestra un Holmes más calmado en su proceso de búsqueda e investigación, donde hace uso de preguntas claves que lo convierten en un sujeto muy racional que necesita valerse de todos sus conocimientos para generar juicios de valor sobre los hechos sucedidos.

Por otra parte, Doyle nos muestra explícitamente unos personajes un poco diferentes a los creados por Ritchie. Desde Doyle, nos muestran un Sherlock que posee un gran problema con las mujeres, es cocainómano y fumador, y no tiene otra sensibilidad artística más que la musical. También deja ver a un Watson mujeriego, su propensión a casarse resulta un poco infantil, es poco astuto, muy valiente y gran compañero fiel. Mientras que por cuestiones de taquilla, clasificación de las edades aptas para verla, parámetros de la productora, en el Holmes y Watson de Ritchie no se hacen explícitos estos vicios y estos problemas.

Desde mi punto de vista, un aspecto que recobra gran importancia en este paralelo, es el hecho que en la construcción de la historia literaria se usa a Watson como narrador de la misma; mientras que en la construcción de la historia audiovisual, no se usa explícitamente la función del narrador. En ocasiones Sherlock hace las veces de narrador al recordar hechos pasados y ver imágenes de posibles situaciones en el futuro.

En suma, auque en ambas construcciones se usa la esencia fundamental de los personajes y las tramas vividas, cada forma narrativa (audiovisual y literaria) adecua la historia como mejor se adapte a sus necesidades.



Autor: Juan Rodrigo Zapata

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