Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

viernes, 25 de febrero de 2011

Café

eran casi las 6 pm y el hambre atacaba. hacía frío, mientrastanto; nuestros seis ojos miraban al interior de ese muro de ladrillo y su ventana de vidrio, se daban cuenta de que no cabíamos ahí, los demás necesitaban satizfacer diferentes necesidades, con capuccinos, pasteles, galletas, azucar, color, olor, sabor, compañía, cigarros...
se veían tibios adentro, con madera al rededory luz amarilla un lugar siempre consigue una temperatura bastante agradable( hasta se quitaban sus abrigos), cosa envidiable porsupuesto; ¡además estaban llenos!

Diosss!, ya mis pies se quejaban de mi peso sobre ellos, querían descansar... hasta que unos sujetos se fueron, y porfín cupimos...
Al sonar de algo de bosanova, una mujer joven(lucía de unos 24 años) y amable(pues por eso recibía dinero quincenal o mensualmente, aunque, aveces diario... hablo de propinas) nos entregó un menú a cada uno, era dificil saber que elegir, se veía todo muy delicioso, a demássss el sitio ¡olía deli!
Elegí un tipo de pastel que satisfacía demasiado mi deseo de llenura, así que lo compartí con David, hillary pidió solo un milo frío y con pitillo.
Como david es hipoglisémico, pidió por adelantado una panelita, pues tenía bajo el azucar... mientras esperabamos nuestro pedido me quité la chaqueta, ya era calor lo que sentía... Jugaba con un menú a meterlo por entre las tablitas de la mesa y a avanicarme un poco con éste.

Nos reíamos, hablábamos y todo esto sucedía con un tenue y profundo olor a alcantarilla que el viento envidioso nos traía de afuera. También nos quejábamos de eso, claro está!

Una nea me miraba, parecía flirtear con migo, mientras comía con su novia unas empanadas muyu grandes grasosas y desagradables... me parecía ordinario el tipo, así que evitaba su mirada, aunque fuera bastante persistente...

Mientras todo eso ocurría, mis ojos, inquietos por naturaleza observaron muchos pastelitos y galletitas de formas y sabores diferentes que preparaba el cocinaro y almacenaba un mecero en la exhibidora, realmente parecían estar deliciosos.

al fin llegó el milo y el pastél partido en dos en un plato blanco redondo, bastante común; con un juego de cubiertos extra, para david y yo, y a demás para pasar el pastel david quería té helado, que traía una rodajita de limón y algunos cilindros de hielo( no sé porq' ya no hacen cubos de hielo...), se veía refrescante.

Estaba muy caliente este pastel, pero sabía delicioso... acabamos el pastel, el té helado y el milo frío casi a las 7:30 pm, entonces pedimos la cuenta. David me invitó, eso era bueno, pues no tenía mucho dinero...

El dinero se fue entre las jóvenes manos de la mesera con sonrisas y voces de agradecimiento.

Jeniffer Lasso

1 comentario:

  1. Revisa la ortografía y los puntos y aparte, la historia es buena pero la redacción debes trabajarla más

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