Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

sábado, 26 de febrero de 2011

LUJURIA BAR (3)

La lujuria y el deseo desmedido rondan estas paredes, que son siluetas perfectas de la actual Sodoma humana, la música urbana de las 3 am, el estado de alcohol y de muchas otras cosas, solo promueven en la mente de los jóvenes que allí estaban, la sensación de estar en un mundo libídine.

23:00 pm – Llegamos al lugar, se veían niñas muy lindas, su voluptuosidad se resaltaba por la ropa que vestían, si mis abuelos las hubieran visto, dirían que eran Putas con Clase. Todos los hombres mirábamos por doquier solo carne, solo mujeres con deseo de desinhibir sus actos, y olvidar una semana de trajín rutinario, por una noche de sábado de solo sexo, drogas y alcohol.

0:00 am – En una mesa ubicada cerca de la barra, podía ver todo el escenario, las mujeres eran el 74% del total de personas que habíamos, algo agradable. En las mesitas de madera, solo veía botellas de aguardiente, una que otra de ron, y solo una de old parr. El ambiente estaba excelente me sentía bien charlando, bailando y observando.

1:00 am Las “niñas” solas en aquellas mesas, hacían bailes sensuales juntas, provocando que algún tipo medio tomado estando en el otro lado del bar, cruzara por toda la pista de baile, atropellando las parejas que se secreteaban sus fantasías, y que la música guiaba el cuerpo y la cintura de ambos en un vaivén de contacto lujurioso. Y llegara donde ellas a proponerles aventuras o que bailaran con él, y una que otra (mas perra que humana) accedía cuando escuchaba una canción de reggaetón. Si esa vez fue HACE CALOR; se desplazaron hacia un costado del lugar, donde ya habían varias parejas, como diría un amigo mío: “pegándole al perreo” y la canción era acorde al lugar, que calor, que cosas se veían, que tranquilidad para realizar esto medio obsceno para muchos, pero tan excitante para otros.

El lugar no muy grande, no muy pequeño permitía las coqueterías mesa a mesa, yo fui víctima buscada de una de estas, con una mujer alta, un cuerpo espectacular, una mirada penetrante y unos ojos redonditos, jmm… nos mirábamos sin cesar, sonreíamos, y me hizo la señal de seguirla a la barra; allí le ofrecí un trago y empezamos nuestras presentaciones, mientras mirábamos y analizábamos el ambiente, mirando a nuestros amigos borrachos, nos reíamos y nos propusimos bailar. Ella fue donde el DJ y le pidió una canción, la cual no quiso decir cuál era, lo que me gustaba de su juego. Cuando repentinamente retumba LA SANTA, una canción que describe a muchas mujeres, y que mi coqueta amiga, bailaba con mucha pasión contra la pared. Ya hasta la pista había desaparecido, ya todo era marcado en la pared, ya no había la mitad de los que estaban cuando llegué, pero los que quedaron eran los que en ese fin de semana, solo pensaban en la avidez sexual.

2:00 am Las lucecitas le daban un toque de fantasía al lugar, el ambiente de fiesta, de rumba que teníamos todos los presentes daba otro toque de adicción… El ambiente era a Cripy, solo Cripy… Y el éxtasis era la combinación de todo lo que encontrabas allí, el licor, el humo y las mujeres descontroladas. Besos, toques, movimientos censurados por la cultura ciudadana de Medellín, se relejaban en los jóvenes que disfrutaban de la música y de las mil y un sensaciones de este lugar, de los mil sabores que se probaron, de las mil clases de droga que consumieron y de los no sé cuántos polvos que se liberaron.

Por Número 3

1 comentario:

  1. Excelente historia y me llama la atención la manera de llevar el tiempo, piénsela en imágenes, podemos hacer un vídeo de ello.

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