Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 27 de febrero de 2011

"La casita del horror"

Posó desnuda en sus tiempos de gloria, todas la vanaglorian por su gran estilo y sensualidad, los arquitectos la seducían y le decían piropos al oído, ella miraba y sin fin seguía su camino. No fue dentro de ellas donde se cometieron los robos, los asesinatos y las torturas que sufrieron sus huéspedes, fue ella la que con calma y tranquilidad pasó por cada uno de ellos y los depositó dentro de sí, a todos les dio nombre según su parecido con la realidad, de ahora en adelante ninguno volverá a ser un NN.

En la “casita del horror” nunca se cuentan historias de terror, porque dicen que estar dentro de ella ya es todo un temor, se dice que en sus adentros merodean los fantasmas de las personas que alguna vez estuvieron allí y de los que aún está en exhibición, y que los ojos al entrar dejan salir lágrimas por el hedor del formol, no, nadie llora por los que están allí o por los que en aún momento estuvieron, no se saben quiénes son, entonces ¿por qué llorar? Se sacia las ganas de conocimiento de los estudiantes de medicina y se cierra de nuevo la puerta para el siguiente grupo de exploradores que alguna vez quisieron ser carnicero pero sólo llegaron a estudiar para ser médicos.

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