Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

martes, 8 de febrero de 2011

HASTA EL FIN DE MIS DÍAS

Mi nombre es Samanta, tengo 21 años y un gato que me odia, mis medias veladas lo comprueban, nada sale, todo juega, se combina como un arcoíris que me hace brillar ante lo que me rodea. Mi casa mi cuarto, mi lápiz labial e incluso la ropa que uso.
Hay un dicho que dice “No me importa el qué dirán”, pero en mi mundo ya hasta eso no funciona; siento miradas, comentarios, y energías que me agobian todo el tiempo. Diría que gracias a eso mi suerte va en declive con el pasar de los días. A veces creo que ni siquiera siendo un fantasma lograría el éxito.
Afortunadamente tengo algo que tal vez todos quisieran tener, ese algo que me hace brillar y creer en que todo pasará… Me refiero a las ganas: ganas de luchar, de levantarme, de seguir, de no detenerme, de vivir. Por eso cuando salgo de casa veo como las miradas apuntan hacia mí, sonrío, me elevo y sigo mi camino.
El parque es quizá uno de los mejores sitios que hay en este pueblo, mejor dicho el único, veo como los niños se divierten, los ancianos ríen, los perros corren tras sus amos, las palomas comen pedazos de pan que les tiran y las vecinas como siempre lo divulgan todo. Quizás en medio de toda esta distracción ruidosa y absurda olvido que dependo de una silla de ruedas para desplazarme y que por más que quiero y lo intento, no puedo mover mis pies, es inútil, es imposible… Solía ser una gran gimnasta, una de las mejores de la ciudad, entrenaba duro, siempre fui muy constante con mis ejercicios, quería llevarme el oro en cada oportunidad y muchas veces lo conseguí, pero no alcancé a llegar a las competencias estatales, las más importantes de toda mi carrera. El afán desmedido y mi torpeza por querer ser perfecta en mis movimientos hicieron que diera un mal paso, el peor de todos, me convirtió en una perfecta estúpida, ahora no puedo caminar, ni parame, montar bicicleta, tantas cosas… Extraño mis pies, mis movimientos, mis dedos pequeños… Por qué no me morí en la caída, por qué sigo viva, no quiero esta vida de lástima, de dependencia, de quietud; yo no nací para esto y no seguiré viviendo si voy a seguir en este inútil estado.
*Daniela Reyes, Jeniffer Laso, Jessika Montoya, Yolanda León, Kelly Carmona, Mónica Ceballos

1 comentario:

  1. Me parece que la construcción es dinámica, pero se presenta una contradicción " tengo algo que tal vez todos quisieran tener, ese algo que me hace brillar y creer en que todo pasará… Me refiero a las ganas: ganas de luchar, de levantarme, de seguir, de no detenerme, de vivir." con el final que dice" Por qué no me morí en la caída, por qué sigo viva, no quiero esta vida de lástima, de dependencia, de quietud; yo no nací para esto y no seguiré viviendo si voy a seguir en este inútil estado.", tal vez deberían intentar con una pregunta que ella se haga y que ustedes resuelvan dejando un sabor amargo y cierta desazón por el estado en que se encuentra. Relean y me cuentan

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