Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 6 de febrero de 2011

Mi primera vez fue :D (11)

Mi primera vez fue casual, inesperada y un poco confusa. El éxtasis y la emoción hacía que mi corazón ocupara espacio en mi garganta; con tono suave pero contundente me pregunta, ¿estás lista?, no lo sé, dije, ¿estaría yo lista para dar un paso de tal magnitud?, ¿podría dejar a un lado mi niñez y mi inocencia para pasar hacer una mujer, una pre-adolecente? como lo suele nombrar mi madre. Lo volví a pensar, pero no, no lo sé, vuelve su tono suave, no te quiero presionar, pero necesitamos salir de eso de una vez, llegó el momento, no lo pienses más, está bien, dije entre dientes, pero prométeme que no me dejarás sola y que estarás más pendiente de mí, no te preocupes muñeca, todo eso y más te lo puedo prometer, me lo dijo mientras iniciaba la acción.

Cuando iba a comenzar con la función, grité,

-¡espera un momento! ¿qué tan duro puede ser?

- ¿qué tan duro puede ser qué?

-pues que aprenda rápido

-no te preocupes pequeñita que de complicado no tiene nada.

-está bien, adelante.

Por un instante nada se escuchó, ni nuestras respiraciones. A ratos el limpiaba su sudo con su antebrazo, pero nada lo detenía en seguir con el proceso de que yo me volviera mucho más grande, una pre-adolecente. Yo miraba a mi alrededor, esperando a que aquel asunto me volviera mucho más madura, pero nada, nada pasaba, seguía en el mismo espacio con las mismas cosas, al parecer tendría que esperar hasta que él terminara para que todo cambiara. No seas ansiosa, me decía mientras miraba hacia el suelo, ya casi termino.

¿Terminaste?, le pregunté, sí, todo está listo, sólo falta que la montes y me digas que tal te parece; ahora era yo y un par de ruedas más; no, ya no eran 4, las rueditas traseras se habían ideo. Ahora sólo yo dominaba mi equilibrio, o mejor, él me dominaba a mí. No te preocupes, yo estoy acá, me decía mi papá mientras sostenía el sillín de mi nueva bici, si te caes no hay problema, yo te levanto y seguimos adelante.

No sé qué tan cierto pueda ser, pero me sentía más grande, sentía que el viento recorría partes de mi cuerpo desconocidas por él, sentía que posiblemente mi ser corría sin fin alguno. Me la pasé horas enteras montada en mi tan maravillosa bici. Esa fue mi primera vez sin las ruedas traseras de mi vieja bici.

2 comentarios:

  1. Me encantó, revisa un poco la redacción y algunas palabras que quedaron mal escritas, pero la ambigüedad y el doble sentido le dan un tinte bastante creativo y juegan con el lector

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  2. Listo, lo voy a revisar. Gracias!

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