Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

miércoles, 16 de febrero de 2011

Estrenando bar! (6)

Es viernes por la noche y salgo con mis amigas del colegio a desatrasarnos porque con nuestras vidas universitarias nos queda poco tiempo para compartir. Llegamos al sitio, pero todavía sin decidir a cuál bar alegraríamos con nuestra presencia.
Había muchas opciones pero la idea no era bailar (por la falta de parejos) sino conversar y tomarnos unos tragos. Entonces elegimos experimentar e ir a un barcito pequeño en el que sólo una de nosotras había estado y por recomendación de ella. La decisión se tomó apenas se nos comunicaron los precios jajajaja.

Es un sitio pequeño, más bien escondido y poco conocido, con un nombre muy pintoresco y algo contradictorio a mi modo de ver, con una iluminación muy tenue por no decir nula. En la entrada está el mostrador o “barra”, pero nadie se sienta ahí porque es muy pequeño, el resto del lugar está lleno de sillas, mesas y algunos muebles. No hay pista de baile a pesar de que la música es muy bailable.

Entramos y nos sentamos un uno de los muebles recostado contra la pared, de inmediato vino un mesero joven a pedirnos la orden: un litro de aguardiente tapa azul. Llegó el guaro con dos botellas de agua y vasos con hilo y nada de crispetas o mango para pasar. Todavía no está muy lleno, está temprano.

Todo el techo y algunas paredes están empapelados con posters, imágenes de personajes famosos, músicos, dichos, frases, recortes de periódico y uno que otro chiste. En este bar se puede escuchar reggaetón, merengue, salsa y vallenato nueva ola, hay dos pantallas en donde muestran video clips de las canciones, el volumen es más bien alto y para conversar hay casi que gritar. La mayoría de las personas que lo frecuentan son grupos de amigos, más que todo universitarios, pero de universidades privadas. Nada de parejas por esta noche.

La estamos pasando genial, chismoseando, riéndonos y brindando por nuestros éxitos y fracasos cotidianos. Nadie en el lugar está tan animado como para salir a bailar (nosotras tampoco) y sobre todo cuando no hay pista. La noche avanza y el lugar se va llenando hasta quedar algunas personas afuera y sin mesas, sentados en un murito de la acera fumando y charlando; se hace más difícil sortear las mesas para llegar al baño. Estoy segura de que los visitantes de este bar lo hacen por su buen ambiente, pero sobre todo por ser extremadamente barato, sobre todo en este sector de la cuidad.

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