Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 13 de febrero de 2011

...dE bAr AnDo... (27)

Es tarde en la noche. Siempre que salgo en compañía de alguien especial, elijo visitar ese lugar. Es bastante grande para ser uno de su especie. Las luces son tenues y los corredores de madera bastante peligrosos, hay más de una tabla en mal estado. Español, es el origen de su dueño, quien detras de la barra sirve un par de cocteles a dos jovenes de buso ancho y gorra.

A las 10:00 el lugar se comienza a llenar. Talvez por lo retirado que queda de la ciudad. Quizá por que para entrar no se necesita nada más que estár ante los ojos de los otros bien presentado. Son niños, conté más de 40 esa noche. Niños grandes que hacen cosas que yo a su edad seguramente no hacía.

Quienes frecuentan el sitio con seguridad saben que las redadas de la policia son escasas por la ubicación del lugar. Somos pocos los mayores, pero muchos los que aún manejan tarjeta de identidad, o son afortunados y lograron falsificar con un amigo una contraseña.

Las mujeres que compiten entre ellas perecen usar zancos, mientras yo critico su uso casi ridículo de unos zapatos de tacón 7 y 1/2 que en vez de otorgar a sus portadoras elegancia, presumen de su desespero evidente por ser mayores. Sus pelos son lizos, casi perfectos, el friz delata su verdadera condición. Unas van en combo femenino. Otras con una bandada de hombres, que más parecen gallinazos al acecho.

Sobre mi mesa, hay una media de guaro. Sobre las demás, hay un montón de las mismas copas llenas de un liquido a la vista aceitoso de diversos colores, los sábados hay "happy hour" o sea, dos por uno en bebidas del mismo tipo.

El gran salón en el que me encuentro está rodeado de un montón de pequeñas habitaciones a las que ingresan grupos de jovenes a disfrutar de la noche...ja... Si, claro, cómo no. Huele a marihuana, el humo sale de ahí. No tienen 18 y ya resulta que han tomado y fumado más que yo en lo que llevo de vida, y no tengo más de 23.

Una semana de la moda en New York parece insignificante al lado de tan alarmante grupo de diosas vistiendo seguro lo mejor de...ZARA, Bershka...¡Ay! a mi me humillaban con esta en el colegio...NAUTY BLUE. What? Es demasiado divertido verlas tongoniar como muñequitas de feria que tienen que caminar de un lado para otro toda la noche para así poder llamar la atención.

Los niños "play", esos si que miran. Su lugar es junto al baño de "hombres", la mejor tribuna en la esquina del salón para admirar "grillitas". Lo único que tienen en común es...el jean ancho, el buso con capucha, los tenis de marca, la gorra de reguetonero, el cigarro que tienen entre los dedos...¡Ah! y el movimiento de sus cabezas, característico de un buen catador de música rap.

Pero no solo rap se escucha, también R&B, hip hop, un poco de reggae y el infaltable reggaeton, con una que otra mezcla explosiva de electrónica. Buen DJ. Se puso feliz cuando lo felicité porque así cueste creerlo, me encanta esa música, por algo visito ese bar.

A las 12:00 ya casi no hay gente. No pude determinar qué es lo que pasa a esa hora. A esa edad yo me iba de las farras antes de las 12:00 porque a media noche tenía que estár en mi casa. Ahora no sé si existan papás como los mios y los niños efectivamente se hayan ido a dormir. La otra conclusión es que después de beber y fumar, hagan lo otro que yo hago desde hace tiempo pero no desde que tenía su edad. ¿Quién me puede a mi asegurar que después del bar no se van a pichar?.

A la 1:00 me tomé el último trago de la media. A pesar de tener conmigo la mejor compañía, y de que además hubiera sido rico hacer lo que seguramente estaban haciendo los niños después de beber y fumar, me figuró irme juiciosa a mi casa a descansar.

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