Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

viernes, 25 de febrero de 2011

EL ANTRO por # 14

Entro en aquel lugar, en dónde el reggaetón predomina, dónde los cuerpos se fusionan, dónde la privacidad se pierde y tanto hombres como mujeres interaccionan entre sí, mezclandose entre rimas y alcochol, como si estuvieran en una dimensión diferente, en dónde los límites no exísten y es solo la música la encargada de guiar a los cuerpos en un trance, en el cuál los deseos se funden en un mundo mágico de luces de neón y humo, que se apoderan e invaden los 5 sentidos de aquellos cuerpos que danzan sobre una pista improvisada, inundada de cuerpos desalmados que solo buscan liberarse y dejarse envolver por un ritmo que los incita a la interacción de sentidos avivados por un motor llamado alcochol, el cuál se devanece al paso de las canciones, pero del cuál todos están pendientes y velan por su integridad, a sabiendas de que es él, el combustible para que los cuerpos puedan lograr su cometido de fusionarse entre sí, con el único fin de satisfacer necesidades de toda indole, teniendo como punte de eje, el lograr lograr vencer una batalla en la que el jolgorio a sobrepasado la jurisdicción de Cupido, quién solo se limita a ver como sus victimas intercambian amoríos al simple vaivén de un ritmo, que más que a la danza, incita a la fusión de mentes y cuerpos sonámbulos programados desde un sistema incompatible en dónde la fidelidad es la protagonísta de una historia sin inicio, nudo y desenlace.

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