Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

domingo, 13 de febrero de 2011

...PoR pRiMeRa vEz... (27)

No sé si sea preciso hablar de esto cuando me refiero a mi primera vez. Aún así sé que esta fue mi primera vez. Hay muchas primeras veces. Cuando sientes algo diferente aún haciendo algo que haces de manera frecuente, te enfrentas a una primera vez. Esta es mi primera vez porque sentí muchas sensaciones emocionantes en un lugar que visité por primera vez.

Salimos por segunda vez, pero a hacer una cosa distinta por primera vez. Hacía sol. El viento estaba a nuestro favor. Me recogió en mi casa al medio día, un día de julio. Nos subimos a su coche y emprendimos rumbo hacia un morro, por allá, muy lejos. Esa fue la primera vez que fui a ese sitio. Conocí por primera vez ese lugar. Cuando llegamos me presentó a sus amigos. Fue la primera vez que me presentó como su novia.Fue muy emocionante. Era la primera vez que tenía un novio que hiciera eso. Eso que yo iba a hacer por primera vez.

En el morro había un estadero, al que ingresé por primera vez. Pedimos de tomar unas cervezas, fue la primera vez que tomé REDS con hielo. Fue una sensación burbujeante que experimenté por primera vez.

Mientras él organizaba todo lo necesario para nuestro primer viaje, yo conversaba por primera vez con dos de sus amigos. Cuando todo estuvo listo, un llamado desde lejos despertó mi atención, era la hora.

Como era mi primera vez estaba muy nerviosa, no sabía cómo actuar. Él al ver mi asombro cuando vi la maquina, me indicó que debiamos usar protección, y con cuidado me ayudo a levantar mi pierna para meterla en un arnés. Con delicadeza me abrochó muchas correas al cuerpo. Luego, me puso un casco en la cabeza. Y después, me amarró de dos cuerdas. Qué susto tan marica.

El siguiente paso era ponernos en posición para comenzar a volar. Cuando se ubicó detrás de mi, sentí el aire tíbio de su respiración cerca de mi oreja derecha, la más sensible. Fue la primera vez que sentí algo así.

Enganchados los dos, cuerpo con cuerpo, él por detrás y yo más abajo de lo normal, nos dispusimos a comenzar. Yo estaba incómoda. Tenía media nalga afuera de la silla a la que me amarró. Yo pensé que me iba a caer. Uno, dos, tres, comenzó a correr. Y yo a gritar como una loca. Hasta que sentí que el corazón volvió a su lugar después de un tremendo vacío que casi me revienta los oidos. Fue la primera vez que volé.

Cuando todo parecía encontrar su final, yo caí en un potrero donde las vacas escaseaban, y él cayó encima de mi por detrás. Segundos más tarde, cuando pudo salirse de la maquina, me ayudó a sentar. El casco tapaba mi rostro y mi pelo enrredado por los jugueteos del viento salía por los lados del mismo.

Con mucho amor, me desamarró. Y con el mismo esmero del inicio, me ayudo a sacar mis piernas de ese montón de correas que me ataban. Luego como si nada-yo con cara de idiota-Nos tomamos de la mano y salimos caminando de allí rumbo de nuevo hacia el morro donde aún permanecía su coche. Tomamos un táxi para llegar pronto. Y otra vez en el morro, observamos por primera vez juntos el atardecer.

Gracias a él volé parapente por primera vez.

1 comentario:

  1. Buen texto y con mucha intriga, me gustan los dobles sentidos que imprimes, le dan ritmo, aunque uno antes de llegar al final sabe por la descripción que vas a volar en parapente, permite recrear unas, muchas primeras veces. ok

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