Me demoré un poco para hacerlo, y no por falta de ganas ni mucho menos, yo diría más bien que fue por falta de tiempo o de compañía, sin embargo la espera valió la pena.
Más allá de una primera experiencia, lo que creo q hizo valiosa la tarde fue precisamente la tarde en sí misma, hace más o menos 9 meses no tenía una tarde de sábado libre, y la verdad ya me estaba haciendo falta, sin olvidar por su puesto la compañía, que por cierto también me debía esta salida hace algunos mesecitos.
El plan fue perfecto, nos encontramos a las 2:30 de la tarde en el lugar acordado, y como es costumbre nos saludamos efusivamente, no sé si por costumbre o por genética, el hecho es que la euforia siempre esta presente en nuestros saludos. Subimos las escaleras eléctricas y sin esperar ni siquiera a sentarnos, comenzó la retahíla de chismes atrasados y atascados que precisamente por la falta de tiempo estaban pendientes por contar.
En el tercer piso estaba nuestro restaurante elegido, que en ese momento no solo nos serviría para almorzar, sino para que yo, por fin y después de tanta espera pudiera probar el deliciosisimo plato, que estaba segura me iba a encantar. Comenzamos pidiendo un té frapee que nos quitó la sed mientras inspeccionábamos la carta y seleccionábamos nuestro almuerzo, como “novatas” que somos no quisimos arriesgarnos demasiado, sin embargo creo que hicimos una excelente elección.
Mientras lo preparaban, amortiguamos la espera con otra tanda de chismes y risas y al cabo de, más o menos, veinte minutos el tan anhelado almuerzo ya estaba frente a nuestros ojos; efectivamente me encanto, me deleite con cada bocado y al terminar, le hice prometer a mi amiga que teníamos que repetir esta salida con más frecuencia.
#16
¿qué pediste? quedé en las mismas para probarlo, pero llevas a un lugar(plato, comida) que no existe y quedé con hambre de saber el nombre. Buen ejercicio
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