Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

jueves, 24 de febrero de 2011

"El barcito"

Al mismo lugar al que siempre recurro cuando quiero sentirme un poco cerca de mi tierra y de mis costumbres, con gente que siente la música vallenata así como la siento yo… Al mismo lugar que siempre voy cuando no sale algo más interesante por hacer (no porque sea un sitio desagradable, sino porque son tantas las veces que he ido que ya no es igual como la primera vez). Lo descubrí cuando era una niña “menor de edad” a la que no dejaban entrar a cualquier establecimiento público sin cédula o contraseña, aclaro que desconocía ese tipo de restricciones porque en mi tierrita TODO EL MUNDO ENTRA A TODAS PARTES, si es para rumbear, tomar y pasar bien bueno con los amigos, TODO ESTÁ PERMITIDO, pero en Medellín “a los menores de edad no se les permite estar en este tipo de sitios: FALSO”; entonces fue como descrubrí gracias a una amiga que en ese bar no pedían ningún tipo de papeles y que si llegaba la policía podía esconderme en el baño (jajajajjajajaja menos mal nunca me tocó), cada vez que visito este lugar recuerdo la primera vez que estando en Medellín pude alejarme del reggaetón y la electrónica, y concentrarme en aquellas letras que me hacen erizar la piel y cantar sin importar quien esté al lado (de hecho todo el mundo hace lo mismo)

Es un bar ubicado en una zona concurrida por todo aquel que conoce Medellín, de fácil acceso y cercano a diferentes establecimientos (bares y restaurantes). Tiene un letrero llamativo (fácil reconocer que es costeño), con 12 mesas cada una de 6 sillas (se le acomoda la extra), una barra de madera con 6 sillas altas, muy bien dotado de todo tipo de licores (desde el guarito de los paisas hasta el oldparr que tanto nos gusta a los costeños, además de la amplia carta de cervezas), cinco meseros, el dueño y el dj. El sitio es un poco oscuro, un poco caluroso, tiene baños muy aseados y ofrecen a las personas muy buena atención… Llegué entonces con dos amigas, el dueño me conoce y se sorprendió de verme (hace mucho no iba), como siempre me atendió muy bien, nos llevó la botella de ron con seven up, crispetas y manguito biche y puso las canciones que sabe que me gustan. En general la música es variada, obviamente más vallenato pero acompañado de reggaetón, salsa, merengue y hasta bachata… Es normal, siempre que estoy en ese lugar, presenciar la llegada de un señor (catano) con una o dos acompañantes (llamativas ellas…) pidiendo whiskey y pasante, bailando al lado de la mesa (ellas bailándole a él y él mirándolas con una cara que lo dice todo) y quizás esperando al otro “amiguito” para completar el cuarteto; mientras nosotras aunque estemos solas salimos a la pista, bueno pista que está libre cuando hay poca gente porque cuando se llena se tiene que bailar como se pueda, pero sin pena de los hombres de las otras mesas que nos miran… más bobos ellos que nos miran y no nos sacan a bailar!!! A ese bar las personas van con “la pinta” (no falta la de lentejuelas, el de taches o brillantes), costeños acompañados casi siempre de los amigos paisas (paisa que se respete tiene amigos costeños) pero nosotras íbamos muy relajadas, igual no es un sitio al que se tenga que ir vestidos de algún modo, incluso habían manes con pantalonetas. Como siempre, después de pasar un buen rato ahí, buscamos otro plan mejor del que estar prendas, solas y más cuando el ambiente se va poniendo un poco pesado, hombres ya borrachos creyendo que vamos en busca de otra cosa… mmm a propósito, escucho el nombre y lo relaciono con rolo,s más que con costeños...

Lifsza Piraquive Seligman

1 comentario:

  1. Buen escrito me gusta, bien escrito.. tenes algo en contra del menage a trois??

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