Y cada vez que el narrador intentaba, seca ya la fuente de su inspiración dejar la narración para el día siguiente, y decía: "El resto para la próxima vez", las tres, al tiempo, decían: "¡Ya es la próxima vez!"

Alicia en el país de la maravillas. Lewis Carroll

jueves, 10 de febrero de 2011

JUEGOS DE SEDUCCIÓN….Sara Maya Londoño, Andrea Valderrama Martinez, Laura Perez Arboleda, Alejandra Correa Piedrahita, Angelica Gutiérrez Gómez

"Amanecí con unas ganas enormes de hacerte el amor" La frase rondaba por su cabeza, y la voz de su jefe le gritaba esta verdad dura pero que le gustaba, ésta era su frase favorita.
Era el cuarto polvo que tenía con su jefe, era algo que se le había salido de las manos, no se sabe si es simplemente gusto, atracción, deseo, amor, o pasión. Las caricias, los besos, saber que cuentan con su apoyo, que se importan, se desean, se extrañan, en fin, cantidad de sentimientos que ambos saben y lo disfrutan.
Pero saben que dentro de todo, hay algo que no les permite estar tranquilos, pues es algo prohibido.
Les encanta y lo aceptan, hacer el amor o tener sexo entre los dos, como quieran llamarlo, pero saben que para ella no es lo más importante, que es una mujer de carne y hueso, que le gusta sentirse querida y valorada, y a veces con sus actitudes, siente que él la menosprecia.
Ella entiende que tiene otra vida aparte, que tiene novia, que tiene que dedicarle más tiempo a ella. No solo porque tiene su novia, sino también porque han mentido para poder estar juntos, mentido a todos sus compañeros de trabajo que nunca pensarían que el jefe y una compañera más, están juntos riéndose, besándose, abrazándose y haciendo el amor a escondidas. Eso le duele y él lo sabe porque se han aprendido a querer.
-¿Si hago los 1000 puntos qué me gano?-
-Lo que quieras-
-¿Aburrida?-
-Mmm si, te voy a subir el ánimo con un heladito-
Todo este jueguito comenzó en una noche que no pasaba de risas, coqueteos, miradas y mensajes indiscretos que ella “no” captaba pero él no se cansaba de decirle.
De pronto ella lo sintió cerca de su boca, no sabía si besarlo pero quería sentirlo, tocarlo y comenzar a romper las reglas del juego que hace rato estaba por jugarse. Comenzó la aventura, una aventura que no se quería terminar esa noche, un desafío donde la adrenalina iba de primera para ganar el reto, donde las ganas de caricias y besos no paraban y no dejaban que la respiración se relajara, era un juego de miradas que expresaban deseo, pero una frase que se repetía cada vez con mayor fuerza le ponía el límite a cada momento, “¿qué estoy haciendo con mi jefe?”, pero al final pudieron más los deseos, los besos desenfrenados y las caricias libidinosas haciendo que esta frase se consumiera en el fuego de la pasión.
Esa fue la noche en la que un deseo se hizo palpable, deseo que debió tener un principio y un final, un momento de juego, aventura y desafío; sólo un momento, pero ese momento dejó de serlo y se convirtió en una historia.
Nació una nueva expectativa para ir a trabajar. Preguntas y más preguntas rondaban en su cabeza “¿qué quiere conmigo? ¿Por qué me buscó? ¿Por qué seguí sus besos, sus locuras?”. Cada vez que lo veía y lo escuchaba nacían más preguntas, preguntas cuyas respuestas se esfumaban con sólo un beso, una caricia y una mirada de su jefe.
Miradas que hacían peligrar el secreto, pero que a la presencia de los demás sólo era una amistad y una relación de trabajo normal, sólo un instante bastaba para convertirlo en siglo de pasión, donde se alimentaba cada vez más el deseo de los cuerpos, la ansiedad crecía y las feromonas urgían por una fusión total.
No pasaron quince días para tener ese siglo de pasión que tanto esperaban, de encontrar ese momento de tranquilidad y libertad para dejar que los cuerpos se expresaran libremente sin importar el tiempo, las personas y el lugar; era ese deseo de tenerlo encima acariciándola y besándola por cada parte de su cuerpo, tener entre su cuello y su oído esa agitación que la excitaba, esa emoción que en ese momento de locura no dejaba mirar las consecuencias, el calor se hacía más intenso y sus pechos erectos se estremecían en cada caricia, sus gemidos eran agónicos y profundos, sus caderas tensas no dejaban de menearse al vaivén de los movimientos, la temperatura subía estrepitosamente, las paredes sudaban al mismo nivel que los cuerpos y el sillón que en la habitación se encontraba los abrigaba en una estrecha y profunda penetración, pasión que ninguno de los dos sabía si iban volver a vivir y sentir.
Había un elemento frágil y ese elemento era ella, tenía una excelente combinación entre delicadeza y dulzura, mientras él era el elemento fuerte el que imponía las reglas del juego, el que dominaba la situación.
¿Quieres sentirme dentro de ti siempre? Tú sabes que no será así, simplemente disfrutemos de esto. A él lo quería por siempre a su lado, y anhelaba que esa noche fuera una de tantas. De repente hubo un silencio entre ambos, pero su corazón gritaba por dentro, estallaría de la emoción y su cuerpo de la excitación, se sentía feliz cuando la acariciaba, la besaba, le hacia cosquillas suaves por su espalda. No necesitaban hablar más; sus cuerpos ya se entendían y manejaban el mismo lenguaje, no querían parar, querían más y más.
Esa fue una de las mejores noches, sexo desenfrenado y una ternura inmensa cada vez que la abrazaba y besaba. No tenía que ser su novio para darse cuenta de que le gustaba, de que era la persona con quien siempre había soñado, y que le había hecho volar en ese instante, irse a ese mundo de fantasía, pero, lastimosamente, tenía que despertar.
Por varios meses los juegos continuaron, los encuentros clandestinos y las miradas pícaras se hacían cada vez más frecuentes, los rincones del barrio se marcaban de historia, cada espacio de la empresa se llenaba de pasión.
El mantener y nutrir esa relación en la oscuridad, en ese mundo donde sólo ellos dos tenían acceso, se hacía cada vez más difícil, las constantes amenazas de ser descubiertos y de hacerse evidente los cohibía a continuar en varias ocasiones; por eso tomaron la decisión de alejarse, incluso buscando la participación de otras personas pero al pasar los días, por coincidencias y casualidades, volvían a estar juntos.
Hoy los llena una gran incertidumbre, los desconcierta el futuro y aunque no toman la decisión de separarse tampoco encuentran la forma de continuar juntos.










2 comentarios:

  1. Me encanta que se la hayan gozado, interesante que la gente jugara a escribir y a armar historias "chismosas" como estas, y al fin que siguen?? porque el ingeniero le está echando los perros ala nena.

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  2. ¡Ah no guevón! ¿Será que nos excedimos?...Qué película parceras.

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